Que nadie piense que un entreacto (o dos) de media hora puede hacerse largo. Cuando los chicos de Duato se tomaban su merecido descanso, el espectáculo continuaba en la platea, en el bar y hasta en los baños... Algunos intentaban pasar desapercibidos -no fue el caso de Miguel Bosé, íntimo del bailarín, delatado por un enorme bolso de ribetes colorados- mientras que a otros les encantó exhibirse. Por la sala pululaba una devota aguja de la moda española presumiendo de chico-novio-compañía (€) de labios envaselinados y pectorales turgentes unos años más joven... A cualquiera dejan entrar ahora en un estreno de danza (a ver si no que hacía yo allí). Había desde ex ministros cinegéticos en animada charla con un elenco de señoras, hasta actores de primera, segunda y tercera, de esos que crees conocer del barrio pero que viste hace 17 años en la tele, en Crónicas de un pueblo o de una muerte anunciada; cuánto reparto en el patio de butacas (y talento desperdiciado). Juntas se dejaron ver Gloria Serra (lo que engorda la cámara de La noria) y Montserrat Domínguez (lo que adelgaza la radio), y solito anduvo Rafa-La Unión, o al menos sin acompañamiento conocido. Mucha intelectualidad, mucho foulard (ellos y ellas), y lleno absoluto. Al final un enorme ramo de flores para el aplaudido coreógrafo. ¿Sería del ministro Molina...?
Estreno absoluto de Cobalto, lo último de Nacho Duato.
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