16 de abril de 2009

Pandur, la esperanza de lo prorrogable



Las buenas obras abren el apetito y siempre queremos más. Después de cuatro horas de espectáculo es fácil que el bostezo se apodere de uno, pero no fue el caso. Elsinor puede ser un lugar oscuro, sin duda, pero nunca aburrido, menos aún si la mano de Tomaz Pandur mueve los hilos de sus trágicas almas. Su personalísimo Hamlet ha sido el éxito de la temporada. Nada sobraba en su montaje: ningún personaje (muchos), ninguna sombra, ningún desnudo, ninguna gota de agua... Reconocía Javier Vallejo en El País la espectacular puesta escénica de Pandur en la obra, para a renglón seguido añadir que hubiera sido mero artificio sin Blanca Portillo, a la que el director saca el mejor jugo posible (no como otros proyectos rotos).

Valmont y la marquesa de Merteuil (en Barroco) o las ánimas de un Inferno apatecible e inhumano a un tiempo hacen de las propuestas de Pandur una apuesta ganadora. Prorrogar sus espectáculos se convierte en una cuestión necesaria, esperanzadora, para revivir esos instantes. Hasta ahora, cualquier presupuesto, por público que sea -al PSOE madrileño no le ha gustado nada la inversión realizada por el Ayuntamiento para este montaje- ha estado bien invertido, y el público (lleno absoluto) le ha dado la razón.

¿Cuál será su nuevo proyecto? Mientras esperamos, deberían darnos más pan, circo y mucho Pandur.

1 comentario:

  1. Aunque soy una auténtica fan de Pandur, tras ver sus dos anteriores obras...he de decir...que Hamlet no le llegó a la altura de las anteriores. Me temo que el exceso de arificios, de movimiento y de vueltas de tuerca no permite entender la historia que, o decides reinventarla como en Barroco, o la cuentas de manera comprensible, pero al intentar combinar el texto real, con su mundo particular...me temo que no lo consiguio.
    Lo siento pero para mi, sobrarón bastantes temas y, me da pena pensar que parte del éxito de la obra fue x el reparto televisivo que selecciono.

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