29 de abril de 2009

La sombra de Garci es alargada

Y la de Mayorga demasiado proyectada. Me explico. Acudí a mi palco de toda la vida en el María Guerrero (tan mío como suyo por el módico precio de 5 € en día del espectador) para disfrutar de una de esas obras de las que poder hablar en la charcutería y quedar la mar de intelectual: - Pues yo ayer estuve viendo Platonov, de Chéjov. ¿Te suena? Ponme cuarto y mitad de choped, anda.
Poco más. Aquello fue un desfile incesante de actores y personajes de memorables (y soporíferos) discursos. Mi acompañante me dio la pista: "Esto parece una película de Garci". Nunca mejor dicho. El boticario, el cura y el médico, las señoritas, prometidas y esposas, el banquero, el borracho y el tonto del pueblo. No faltaba ningún personaje de los largometrajes costumbristas-costumbrones a los que nos tiene acostumbrado el oscarizado y últimamente subvencionado director. Y como en alguna de sus películas, cambié de canal, esto es, me aburrí como una ostra y a las dos horas de función abandoné mi querido palco ante la perspectiva de tener que aguantar otra hora de grandilocuencia mayorgana.
Esa es la segunda cuestión. Voy a ser políticamente incorrecto y criticar a una de las vacas sagradas del teatro español de nuestros día. Agárrense: me duermo con los texto de Juan Mayorga. Me parecen lentos, tópicos, largos, sobrecargados. Ante la unanimidad de los que realmente saben me dejo llevar hacia las taquillas que anuncian su nombre y a medida que avanzo Morfeo me rescata del tedio.
La dirección corre a cargo de Gerardo Vera, jefe supremo del Centro Dramático Nacional (que produce la obra junto al establishment ruso para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de Anton Chéjov). Lo último que vi de Vera fue su Divinas Palabras, de Valle-Inclán, de la cual salí encantado. Claro, que entonces Mayorga no había metido mano .

PD. Carmen Machi aparece por allí, pero que sus fans televisivos no esperen nada de su alter ego.

21 de abril de 2009

Mi primera vez...


La primera vez no siempre duele... y hasta puede darte la risa. Perder la virginidad siempre ha sido cosa seria, aunque pasado el tiempo uno puede recordarlo con horror o a carcajadas; algunos la olvidan (mentira) y otros se la inventan, poniendo amor en lo que fue un revolcón etílico o dando lustre y alargando con palabras vanas la brevedad del coito. Y no lo digo yo, sino más de 40.000 personas que han dejado su opinión en la web y con las que Ken Davenport realizó su obra triunfal en el Off-Broadway neoyorkino: My first time... I’ll tell you mine, if you tell me yours. Y ya te lo puedos imaginar, historias para todos los gustos, todas reales, heteros y homos, de vírgenes incipientes, grandes reservas, polvos rápidos y amores varios...


No me hubiera importada plantarme en New York, New York para ver la obra, pero Atrapalo.com (toma publicidad gratuita) no traía esas ofertas aquella tarde, y por 12 € te plantas en el teatro Maravillas de Madrid y ves la versión española: Mi primera vez... Si me cuentas la tuya te cuento la mía, donde las historias son un 80% yankis y un 20 % made in Spain. Me arrellané en mi butaca predispuesto a criticar la obra (pero de criticar, criticar), prejuicioso ante la nueva hija de Aída (antes Escenas de Matrimonio) o un ex Caiga quién caiga. Cuan equivocado estaba, o casi. Para empezar, hacía mucho tiempo que no me reía tanto en teatro (hablar de sexo es una opción casi segura). Genial Miren Ibarguren, no del todo aprovechada en su nuevo papel en Esperanza Sur. Genial Mar Abascal, desaprovechada porque no la había visto en mi vida. Genial... Mejor no mentir: aceptable Javier Martín (la fama y el encasillamiento pesan), y a Bart Santana (uno de los muchos de Física o Química o Ciencias Sociales) deberían decirle que el teatro no es la tele y que no se repiten las tomas y esas cosas...


En definitiva, que me divertí mucho, y creo que todos los que estaban allí. Al empezar te dan un papelito donde te preguntan dónde fue, con quién, qué le dirías ahora, etc.,... Yo lo rellené todo, todo y todo, porque soy muy bien mandado, y exageré un poco, pero todo real eh? Intuí que no lo iban a leer, y me volví a equivocar. Me lo leyeron todo, todo, y todo. Y perdonad si os estropeo el chiste final, pero es que fue una verdad como un templo: "el 99,9 % de los espectadores de esta obra saldrán del teatro con ganas de sexo". Palabra.

16 de abril de 2009

Pandur, la esperanza de lo prorrogable



Las buenas obras abren el apetito y siempre queremos más. Después de cuatro horas de espectáculo es fácil que el bostezo se apodere de uno, pero no fue el caso. Elsinor puede ser un lugar oscuro, sin duda, pero nunca aburrido, menos aún si la mano de Tomaz Pandur mueve los hilos de sus trágicas almas. Su personalísimo Hamlet ha sido el éxito de la temporada. Nada sobraba en su montaje: ningún personaje (muchos), ninguna sombra, ningún desnudo, ninguna gota de agua... Reconocía Javier Vallejo en El País la espectacular puesta escénica de Pandur en la obra, para a renglón seguido añadir que hubiera sido mero artificio sin Blanca Portillo, a la que el director saca el mejor jugo posible (no como otros proyectos rotos).

Valmont y la marquesa de Merteuil (en Barroco) o las ánimas de un Inferno apatecible e inhumano a un tiempo hacen de las propuestas de Pandur una apuesta ganadora. Prorrogar sus espectáculos se convierte en una cuestión necesaria, esperanzadora, para revivir esos instantes. Hasta ahora, cualquier presupuesto, por público que sea -al PSOE madrileño no le ha gustado nada la inversión realizada por el Ayuntamiento para este montaje- ha estado bien invertido, y el público (lleno absoluto) le ha dado la razón.

¿Cuál será su nuevo proyecto? Mientras esperamos, deberían darnos más pan, circo y mucho Pandur.

2 de abril de 2009

Max Machi


De tortuga, antropófaga o chacha, la Machi está que se sale. Las del gremio tiemblan cada vez que tienen que competir con ella por algún galardón, y los periodistas hace tiempo que dejaron de hacer quinielas en una entrega de premios. ¿Dónde colocará tanta cabeza, manzana, tp y derivados? Premio ABC de Teatro, de la Unión de Actores, el Max de esta semana...

Después del éxito en la caja tonta, Carmen Machi triunfa sobre las tablas, donde nació como actriz. Su vuelta el año pasado a su amada Abadía (el teatro que dirige el genial José Luis Gómez) entusiasmó a crítica y público, y La tortuga de Darwin la mantuvo en el candelero más allá de Aída. Ahora la podemos ver en el María Guerrero en el Platonov de Gerardo Vera. Que vaya haciendo más sitio en la estantería para el año que viene.

27 de marzo de 2009

Felicidades, Mr. Theatre!

Seguro que lo tenía apuntado en el calendario y en la agenda del móvil. Seguro que su ciudad se ha volcado para festejar por todo lo alto un día como hoy. Seguro reservaste esta noche para ir a la fiesta. ¿No? Pues hoy es el día de los teatros.
De uno más que de otros. Se anuncian programaciones especiales, espectáculos callejeros y precios populares... ¿Pero cómo de populares? Pues ni mucho, ni poco, sino todo lo contrario. Prepara la cartera porque las taquillas no se acercan ni a un día del espectador. Si quitamos de la lista los teatros públicos ("tú dispara que la pólvora es del rey"), las rebajas en las entradas para una noche como esta son más bien escasas. Atención: de 25 a 22,50 eurazos, de 20 a 16, de 12 a 10... Que ni para una cocacola, oiga. En cualquier caso, sal a la calle y disfruta, que el teatro está de fiesta y hay que celebrarlo.

23 de marzo de 2009

Sueños húmedos

Los cuerpos se tocan, se unen, se rozan, se adhieren, se funden en el sueño inconsciente y sensual de la última coreografía de Nacho Duato. Sobre el escenario, diez bailarines y un ambiente onírico que nos trasladan a lo más profundo de nuestras pasiones. La música de un órgano es el único acompañamiento (fundamental) al deseo que despiertan esos cuerpos en movimiento. Embelesados, aguantamos la respiración ante el erotismo de una danza que hipnotiza, que nos penetra sin que seamos consciente de ellos. Brillante. Estreno absoluto de Cobalto.

Cobalto, de Nacho Duato
Música: Pedro Alcalde y Sergio Caballero
Luces: Brad Fields
Vestuario: Lydia Delgado

De paso (Gentian Doda) y Domina Nostra (N. Duato) completaron el repertorio que la Compañía Nacional de Danza presentó el pasado 20 de marzo en Madrid. Después de una noche como esa uno se pregunta quién sustituirá al coreógrafo y envidia a los que consigan su arte.


Lea aquí lo que el ojo sí ve en una noche de estreno.

21 de marzo de 2009

Una noche en la ópera (con Duato)

Que nadie piense que un entreacto (o dos) de media hora puede hacerse largo. Cuando los chicos de Duato se tomaban su merecido descanso, el espectáculo continuaba en la platea, en el bar y hasta en los baños... Algunos intentaban pasar desapercibidos -no fue el caso de Miguel Bosé, íntimo del bailarín, delatado por un enorme bolso de ribetes colorados- mientras que a otros les encantó exhibirse. Por la sala pululaba una devota aguja de la moda española presumiendo de chico-novio-compañía (€) de labios envaselinados y pectorales turgentes unos años más joven... A cualquiera dejan entrar ahora en un estreno de danza (a ver si no que hacía yo allí). Había desde ex ministros cinegéticos en animada charla con un elenco de señoras, hasta actores de primera, segunda y tercera, de esos que crees conocer del barrio pero que viste hace 17 años en la tele, en Crónicas de un pueblo o de una muerte anunciada; cuánto reparto en el patio de butacas (y talento desperdiciado). Juntas se dejaron ver Gloria Serra (lo que engorda la cámara de La noria) y Montserrat Domínguez (lo que adelgaza la radio), y solito anduvo Rafa-La Unión, o al menos sin acompañamiento conocido. Mucha intelectualidad, mucho foulard (ellos y ellas), y lleno absoluto. Al final un enorme ramo de flores para el aplaudido coreógrafo. ¿Sería del ministro Molina...?

Estreno absoluto de Cobalto, lo último de Nacho Duato.

19 de marzo de 2009

Ea, ea, ea... Duato se cabrea...


Que nadie le miente la bicha al coreógrafo. En cuanto escucha la palabra "Molina" (veáse ministro de la cosa cultural) o "Marset" (del Instituto de Artes Escénicas y de la Música) a Nacho Duato le da la urticaria. Después de 20 años dirigiendo la Compañía Nacional de Danza con políticos de todos los colores, el bailarín tiene los días contados al frente de la que debe considerar "su" compañía, olvidando que no deja de ser un funcionario público al servicio de la causa, rebocable en cualquier momento por quienes un día lo colocaron a dedo. Amenaza con llevarse sus ideas y a todos los jóvenes que quieran seguirle. "Esa gente es muy peligrosa", decía el otro día de los responsables del ministerio. Las buenas prácticas y códigos del señor Molina no le han sentado nada bien al divo.
A su favor juega que las formas de Cultura no han sido las apropiadas para la persona que ha cosechado tanto éxito y ha a colocado a la CND en los más alto de los circuitos internacionales. Pero que nadie se asuste. No creo que Duato piense en retirarse, y seguro que es capaz de cumplir su amenaza (una especie de CND paralela) con tal de dar en las narices a los que ahora no lo quieren.

Mañana estrea nueva temporada en el Teatro de la Zarzuela. Quizás tanta polémica le haya servido de inspiración.

17 de marzo de 2009

Wagner en huelga


Malos tiempos para la lírica, como para todos. No se salvan de la quema ni el mundo de la cultura, la música y el bel canto. Las cantantes y cantantas del coro de la Orquesta Sinfónica y el Teatro Real están en pie de guerra: sesenta voces de la ópera madrileña pueden perder sus empleos. Para manifestar el enfado, los coristas se quejaron haciendo lo que mejor saben. El pasado domingo sorprendieron a todos los que paseaban por las puertas del Teatro Real con un minirecital. El coro en apuros entonó Tannhuser, de Richard Wagner, convertido en el himno de su particular huelga. El lunes repitieron la jugada delante del Ministerio del Cultura, y hoy han proseguido su lucha. Y seguirán cantando (en plan huelguístico se entiende). Suerte.



21 de febrero de 2009

Qué no daría yo...


"Qué no daría yo por empezar de nuevo..." y volver a repensar esta obra. Eso deberá estar pensando el equipo de Rocío no habita en el olvido, un musical con las canciones de la Jurado. Vaya de antemano que no he visto la obra (toma acto de sinceridad por mi parte) pero aquí todo es criticable. Y el que no crea en mi criterio, que cierra la página y calle para siempre.
Fuentes de toda solvencia (con las que a veces me acuesto y en otras me levanto) sí tuvieron el valor de pagar los 16 eurazos de la entrada. Fue el pasado miércoles, y en la platea no habría más de veinte personas. Éstas disfrutaron de la reconstrucción morbosa de los últimos momentos de la chipionera en aquella gala que supuso su adiós en TVE. Rocío, en diálogo con la propia Muerte (como oyen), rememora éxitos de su carrera metidos con calzador para que todo fluya... Como una ola se nos rompió el amor, señora, porque como yo te amo, nadie te amará... Mis fuentes, fanes entregadas a la causa de La Más Grande, rozaron el filo lacrimógeno creyendo que Rocío, ay mi Rocío, volvía para quedarse. Pero todo acaba, y lo que pretendía ser un pedacito de Broadway al son de un rojo, rojo clavel, no pasa de recital homenaje a la estrella imitada que resulta ser inimitable.

19 de febrero de 2009

Bollería fina


Llovía, claro, como lo ha hecho durante meses, y me refugié en un local de la calle San Bernardo embriagado por el olor de unos bollos recién horneados. Tras el mostrador, tres damas encantadoras amasaban con sus palabras la obra de David Mamet Matrimonio de Boston. Antonia San Juan abandonaba la soledad de sus monólogos y se hacía acompañar de Rocío Calvo y Marta Ochando en esta comedia políticamente incorrecta de señoras liberadas que se aman (o eso intentan) tras los visillos de sus salones victorianos. La riqueza del texto de Mamet, con sus juegos de palabras, dobles sentidos y agudeza, hacen que sobre el escenario del teatro Arlequín se instale un humor inteligente y corrosivo.
La sencillez pesaba sobre la historia, los personajes y la escenografía. Lo importante era lo que allí se decía y cómo se representaba. Anne (San Juan) adora a su amiga Claire (Calvo), y para mantener su adoración consigue un protector de los de toda la vida. Claire adora a Anne, pero más aún a una nueva, joven e inexperta amiga que dará al traste con todo lo conseguido por ellas por culpa de un collar de esmeraldas que no debemos perder de vista. Y para salir del embrollo (o complicarlo más), Catherine (Ochando), la típica críada de cofia incrustada e inocencia interrumpida, vaga por el escenario al servicio de las bostonianas. Hay más personajes, pero ni están, ni se los espera.
Así pasé la tarde, resguardado del frío y la lluvia, disfrutando de algunas risas saboreando bollería fina...

11 de febrero de 2009

La Africana: Zarzuela en el María Guerrero

Ópera bufa en el Centro Dramático Nacional. Teatro dentro del teatro, sainete y enredo, cómicos de los de antes sobre las tablas del María Guerrero, que se rinde a la zarzuela con El Dúo de la Africana, un espectáculo de Xavier Albertí y Lluïsa Cunillé (Teatre Lliure), basada en la obra homónima de Manuel Fernández Caballero y Miguel Echegaray.
Según el libreto, "una reflexión pirandelliana sobre la teatralidad musical"... Pues eso, aunque una zarzuela no deja de ser una zarzuela: música e interpretación a partes iguales, fragmentos hablados y otros cantados en voces más o menos maravillosas. La obra nos traslada a una tórrida república bananera donde la compañía de ópera del señor Querubini llega dispuesta a representar La Africana, de Giacomo Meyerbeer. En su empeño deberán enfrentarse a triángulos amorosos, pasiones desbordadas y hasta a la autoridad. Tópicos bienvenidos de un humor clásico que no llega a la carcajada, pero sí puede sonsacarnos alguna sonrisa.



Lo mejor: la escenografía y el vestuario, además de la voz y el gracejo hiperactuado de la soprano
Lo peor: soliloquios interminables en los que uno aprovecha para ver si el de al lado está tan aburrido como él